1: temperatura extrema
Si bien la mayoría de los higrómetros deberían funcionar bien a temperaturas interiores "normales", se requiere un higrómetro configurado específicamente para soportar temperaturas bajo cero o temperaturas por encima del punto de ebullición del agua. Por ejemplo, un termohigrómetro expuesto a temperaturas inferiores a -4 grados F o superiores a 140 grados F comenzará a arrojar lecturas falsas.
Los higrómetros de temperatura alta o baja severa que no están diseñados específicamente para temperaturas extremas durante períodos prolongados no solo degradarán la precisión de las lecturas del carpintero, sino que también causarán daños duraderos a los componentes electrónicos del medidor, lo que los hará ineficaces de forma permanente.
2: Exposición a la humedad
Irónicamente, la exposición prolongada a demasiada humedad puede dañar el higrómetro. Este daño puede manifestarse de varias maneras, como la corrosión de los elementos de contacto del higrómetro (como las clavijas de un medidor de clavijas) o la falla del circuito interno del medidor mismo.
Cualquiera que haya puesto un teléfono en una piscina u otra masa de agua puede decirle que la humedad y los dispositivos electrónicos sensibles no se llevan bien. Sin embargo, no tienes que poner tus aparatos electrónicos en agua para exponerlos al exceso de humedad. Dejar el medidor en un ambiente húmedo, como enterrarlo en una bolsa debajo de la ropa de trabajo mojada, puede dañarlo con el tiempo, al igual que dejarlo caer al agua.
